Por: Viana Rodríguez

Para empezar, ¿por qué necesito un abogado?


Porque así como yo no me pongo a curar dientes, a diseñar casas, ni a realizar cirugías a corazón abierto, espero que ni los dentistas, ni los arquitectos, ni los médicos, se pongan a hacer mi trabajo.

Pero, ¿por qué un abogado de marcas?

Pues, porque así como cuando uno necesita una operación al corazón, no se debe acudir al traumatólogo; cuando se tiene un problema sobre derecho de marcas, no se debe acudir a un abogado civilista, penalista, administrativista, ex-juez, ex-fiscal, etc.

Dentro de la profesión de abogado, existen diferentes especialidades. Es cierto que todos los abogados hemos seguido cursos básicos en común, y podemos tener nociones similares, pero la especialidad se va definiendo tanto con cursos (diplomados, maestrías, etc.), como con la experiencia en la práctica.

En diferentes post hemos explicado la importancia a nivel económico y de prestigio que puede tener una marca para nuestra empresa. Así que, considerando esa importancia, les voy a contar una pequeña historia:

Había un abogado, muy buen procesalista por cierto, que no sabía nada de derecho marcario, pero que aun así ofrecía sus servicios como abogado de marcas a sus clientes. “L’atrafé”, que era como se llamaba el abogado, comenzó a llevar casos ante INDECOPI y se produjeron las siguientes situaciones:

  • Solicitó el registro de diversas marcas convencido que todo consistía en rellenar un formulario, sin realizar un análisis para identificar si los signos eran distintivos (sin verificar si eran genéricos, descriptivos, engañosos, etc.), o si se confundían con otros signos.

  • Se opuso a que terceras personas registren algunas marcas, redactando escritos kilométricos y colocando en ellos todos los argumentos que se contemplan en las leyes: mala fe, competencia desleal, Convención de Washington, notoriedad, oposición andina, familia de marcas, y un largo etcétera sin tener la razón de su lado, consiguiendo demorar innecesariamente el procedimiento y logrando colocarse en la mira de los analistas del INDECOPI como un abogado poco serio.

  • Les hizo creer a sus clientes que por cada uno de los escritos que presentaba debía pagar una tasa, además de las cédulas de notificación, aún cuando INDECOPI no realiza dichos cobros.

  • Presentó una oposición andina y no presentó ni copia del certificado de la marca en algún país andino, ni solicitó el registro de la marca en Perú, para acreditar el interés real.

  • Se opuso en base a nombres comerciales y no presentó ninguna prueba del uso de los mismos, o en otros casos presentó siete tomos de pruebas que no servían para nada.

  • Cuando le denegaron un registro de marca, no presentó vía reconsideración una limitación de productos aun cuando con eso hubiera ganado el caso.

  • Citó leyes derogadas y se olvidó de pagar las tasas que sí correspondían.
Al final “L’atrafé” le cobró a sus clientes y siguió feliz de la vida en su Estudio de Abogados, mientras que sus clientes perdieron dinero en sus honorarios y en tasas, además de tiempo y lo que es más importante, la protección de su marca.

Si ustedes no son abogados y no entendieron la mayoría de supuestos en los que incurrió “L’atrafé” no se asusten, que para eso existen abogados de marcas que estudiaron varios años para resolver sus problemas.

Por otro lado, si ustedes sí son abogados y no entendieron la mayoría de supuestos en los que incurrió “L’atrafé”, pues tampoco se asusten. Deriven el caso a un abogado de marcas, y fidelicen a su cliente brindándole un buen servicio, en lugar de tratar de retenerlo a toda costa ocasionando que se cree un pésimo concepto respecto a su desempeño.

La moraleja de esta historia es: cuando tengan un caso de marcas, búsquense un buen abogado de marcas. Su marca es una inversión y un buen abogado de marcas asegura esa inversión.

4 comentarios:

Paul dijo...

Excelente forma de explicar algo que muchas empresas no entienden hasta que tienen el problema encima.

Desafortunadamente, al no tener una regulación del ejercicio de la abogacia acorde con los tiempos, muchos abogados "todistas" (los cuales proliferan en el mercado) o profesionales de otras carreras (contadores son los más) se aventuran a asesorar a empresas en temas tan especializados como el Derecho Marcario o PI creyendo que se tratan de "trámites" como el sacar una licencia de funcionamiento o un RUC.

Las marcas al igual que cualquier otro elemento identificador empresarial es uno de los activos intangibles mas importantes y valiosos de una empresa, sea ésta micro, pequeña o gran empresa; dejar dicho capital en manos inexpertas es un mal negocio.

info-derecho dijo...

Es curioso cómo la gente desprecia en muchos casos el uso de un abogado y no se le ocurriría hacer lo mismo con un médico. Eso por no hablar de los conocidos que recurren a ti para que les asesores gratis total.

Anónimo dijo...

Es una costumbre muy de nosotros, que basta que sepamos que fulano es abogado, para que pensemos que puede ayudarnos en cualquier problema, tributario, familia, etc. Me imagino que poco a poco iremos cambiando esta mentalidad. Yo ya estoy aprendiendo.
crc

Anónimo dijo...

Muy cierto Viana, y es algo que sucede a menudo, muchos abogados "especialistas" en temas totalmente distintos al marcario piensan que registrar una marca es "lo más fácil del mundo" e ingresan a la "aventura" generando como consecuencia una serie de perjuicios para sus clientes. Asimismo, existen muchos abogados que incursionan en temas de protección al consumidor pensando que es un tema sumamente sencillo. En efecto lo es, claro, en la medida que te hayas especializado en el tema. "Zapatero a tus zapatos".

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