Papa Noel por Habdon Sundblom


Por: Daniel Sumalavia

A poco más de un mes de la navidad y luego de haber superado la temporada de fiesta, es interesante entrar en el personaje que se robó, desde hace años, el protagonismo del “nacimiento” navideño; gordito, bonachón, vestido de rojo y sobre todo cargado de regalos, hay un tema de propiedad intelectual que este personaje no puso en la bolsa de regalos.

Papa Noel, Santa Claus o San Nicolás, no importa el nombre que le pongamos, la referencia mental que tenemos de este personaje es inmediata, ya que desde hace varios años la navidad parece girar más en torno a él que al nacimiento de Jesús.

Pero para llegar al origen de este personaje es necesario remontarse al siglo IV en Myra, actual Turquía, en donde vivió un Obispo cristiano de origen griego llamado Nicolás, el cual de joven y ante el azote de la peste, repartió sus bienes entre los necesitados y se ordenó como sacerdote a los 19 años. Se cuenta que el Obispo repartía regalos, dinero y siempre velaba por los más pobres, ya sea con sus rezos o con regalos, llegando a realizar (a decir de las historias) muchos milagros que lo hicieron muy popular en Europa. En la actualidad sus reliquias son guardadas en un templo principal en Bari, Italia, tras ser “rescatados” de Myra, tras la invasión turca.

Ya para el momento en que San Nicolás se volvía un santo conocido, existían en Europa muchas leyendas de personajes que repartían regalos en navidad, las cuales aumentaban la devoción profesada al santo católico, el mismo que comenzó a ser llamado Papá Navidad (en castellano) Father Christmas (en inglés), Babbo Natale (en italiano), Père Noël (en francés). Siendo, justamente, por la hispanización del nombre en francés que en España se siguió utilizando el término Noel y no su traducción al castellano. De ahí deriva el nombre Papá Noel, que es el que utilizamos comúnmente en el Perú.

En cuanto al nombre Santa Claus, este surge de una mala traducción al inglés de un personaje de la cultura holandesa “Sinterklass”, cuya fiesta aún se celebra en Holanda y está representado por un personaje parecido a un obispo, sobre la base de este personaje, el estadounidense Clement Clarke Moore escribió una historia publicada en Nueva York, aunque el Santa Claus de Moore aún cuando también repartía regalos, era más parecido a un duende.

Pero hasta ese momento la imagen de Papa Noel, no estaba definida, ya que eran una serie de personajes salpicados por las particularidades de cada cultura, siendo el único aspecto en común, el hecho que repartía regalos.

Fue recién en 1931, cuando la empresa Coca-Cola encarga al pintor Habdon Sundblom que definiera el dibujo del personaje de Papá Noel para hacerlo más creíble. Si bien los colores rojo y blanco no fueron definidos exclusivamente bajo orden de Coca-Cola, estos colores ya se utilizaban para representar a San Nicolás de Bari, justamente por la vestimenta religiosa. Obviamente, luego de que se extendiera la campaña publicitaria estos colores se hicieron los representativos de Papá Noel, aún cuando estos publicistas no fueron los primeros en representarlo con estos colores.

Es justamente el personaje de Sundblom el que persiste hasta hoy como Papá Noel: pelo y barba blancos, gordito y ropa roja con bordes blancos, siendo esta representación más que famosa, utilizada hoy alrededor de todo el mundo.

Alberto Montt, dibujante chileno

PROPIEDAD INTELECTUAL Y PAPA NOEL

Curiosamente, Coca-Cola no se preocupó de un pequeño detalle, con el que ha dejado de ganar millones de dólares: los temas de Propiedad Intelectual respecto de la obra de Sundblom.

El Papá Noel de Coca-Cola, si bien nace de la idea de la mixtura entre las tradiciones de San Nicolás de Bari y Santa Claus (Sinterklass), sus características (tales como su vestimenta, sus facciones, la barba, etc.), revisten la originalidad suficiente para ser considerada como una obra susceptible de ser protegida por el derecho de autor.

Si tomamos en cuenta esto, podemos determinar que de haberlo querido así, Coca-Cola pudo haber utilizado los mecanismos que ofrece la protección de los derechos de autor en el mundo, para evitar la reproducción, uso y comercialización de la imagen del personaje de Papá Noel, evitando así que este pueda ser utilizado sin previa autorización expresa del titular de los derechos patrimoniales de la obra, en este caso Coca–Cola, tal como sucede con otros personajes ficticios como Superman, Spiderman, Mickey Mouse, etc.

De haber sido así, las cantidades de dinero que hubiera obtenido Coca–Cola, o mejor dicho las que ha dejado de obtener, habrían sido impresionantes.

Un punto a resaltar es que la protección de derechos de autor (en cuanto a su aspecto patrimonial) tiene una duración, en la mayoría de países, de 70 años desde la muerte del autor de la obra, siempre que los derechos patrimoniales le correspondan a una persona natural y de 70 años desde la creación de la obra, cuando los derechos patrimoniales los ostente una persona jurídica,, fecha tras la cual dicha obra pasará al dominio público, pudiendo ser utilizado siempre y cuando se respeten los derechos de paternidad e integridad respecto de la obra.

Ahora, si bien el plazo de protección que otorga el derecho de autor suele ser bastante extenso, siempre termina, siempre tiene un fin. Así, existe otra vía mediante la cual se pueden tener derechos de exclusiva sobre una obra, pero desde un enfoque distinto. Esta vía es la marca (signo distintivo).

Efectivamente, la protección que ofrece en el mundo el registro de marcas suele ser de 10 años de protección desde el registro (tal como en el caso peruano), renovables por períodos iguales de forma indefinida. Esto hace que aunque culmine el plazo de protección de los derechos patrimoniales de autor, el titular de estos derechos pueda seguir controlando el uso de una obra a través del derecho marcario.

Así, la marca Coca–Cola, definitivamente una de las más valiosas en el mundo, pudo tener a Papá Noel como una minita de oro. Y es que los derechos de propiedad intelectual otorgan un abanico de posibilidades para lograr que la creatividad humana sea muy bien recompensada.

Por: Viana Rodríguez

La primera vez que yo recuerdo haber escuchado un sampling fue en mi época del colegio. Estaba escuchando la radio en casa de una amiga y escuché un intro súper conocido, así que me acerqué a la radio para subirle el volumen a “Under Pressure” pero lo que escuché fue “Ice Ice Baby”.


Entonces, ¿qué es un sampling?. Pues es tomar parte de una obra y utilizarla en una obra nueva. Y se utiliza muchísimo en la industria musical. Por eso es un caso de gran debate para la Propiedad Intelectual, donde se pueden apreciar claramente dos posturas:

1. El sampling es una obra derivada: Es decir, la obra que contiene el sampling o sample está basada en otra obra ya existente y para incluir ese sample en la nueva debe pedirle autorización al titular de la obra originaria. Digamos, en este supuesto, Vanilla Ice debería haberle solicitado autorización a David Bowie y a Queen.

2. El sampling es la cita de otra obra: Según nuestra Ley, está permitido realizar, sin autorización del autor ni pago de remuneración, citas de obras lícitamente divulgadas, con la obligación de indicar el nombre del autor y la fuente, y a condición de que tales citas se hagan conforme a los usos honrados y en la medida justificada por el fin que se persiga. El problema en esta postura es determinar si es que realmente el sampling se realizó conforme a los usos honrados y si fue sólo en una medida justificada.

La última vez que recuerdo haber escuchado un sampling, estaba en un bar en Madrid, con la música a todo volumen. En medio de una canción, se acercó mi amiga Sonia (abogada en propiedad intelectual) y me gritó al oído: “¿¿¿Escuchas el sampling???”.

La canción que estaban pasando era “Please don’t stop the music” de Rihanna y se podía distinguir clarísimo un pedacito de una canción de Michael Jackson, que luego me enteré se llama “Wanna be startin’ something”.

Rihanna para samplear a Jackson le había solicitado su autorización y el rey del pop se la había concedido. Lo que no sabíamos en ese momento era que la canción de Michael Jackson contenía a su vez un sample de la canción “Soul Makossa” del músico Manu Dibango y que aquella vez, Jackson no había solicitado ningún tipo de autorización. Es así que, Manu Dibango ha demandado recientemente a Jackson y a Rihanna, en Francia, por la infracción a sus derechos de autor.

Les dejo aquí los videos de los tres implicados: Rihanna (minuto 2:34 y 3:36), Michael Jackson (minuto 4:20) y Manu Dibango. Escuchen y juzguen ustedes mismos.


Por: Viana Rodríguez y Alfredo Lindley-Russo


Viana:

Hace unos años trabajé con un grupo excelente de personas. Todos éramos distintos, pero compartíamos un gusto profundo por la música (buena o mala, pero música)… bueno, y por el fútbol. Pero esta vez me quiero referir a la música.

Un día luego de un almuerzo en un restaurante de pastas (que era un clásico quincenal) se produjo el siguiente diálogo (evitaré dar los primeros nombres porque sé que me van a odiar):

- Muchachito N° 1: “Han oído esa canción de Avril Lavigne? ‘
Knocking on heaven’s door’, creo que se llama.

- Muchachito N° 2:
Cállate!!! Esa es una canción de Guns ‘n Roses

- Mónica (gritando): “¡¡¡BOB DYLANNNNNNNNNNNNNN
!!!


Para los que no lo entienden: Bob Dylan compuso en 1973 "Knocking on heaven´s door". Para el año 1987, Guns n’ Roses comienza a cantarla
en sus conciertos y en el año 1992 decide grabar un cover de la misma para su álbum Use your Ilussion II. Diez años después la canadiense Avril Lavigne hizo lo propio.

Pero ¿qué es un
cover? La versión de una obra musical interpretada (o versionada) por un artista diferente. Así de simple.

Alfredo:

En el Gran Estelar de la desaparecida Feria del Hogar (hace muchos años atrás, cuando yo era un párvulo y miraba el concierto desde los hombros de mi papá), un pelucón Ricky Martin intentó animar al público cantando “Twist and Shout” de... ¿los Beatles?, ¡pues no!… de Phil Medley y Bert Russell, grabada originalmente por Top Notes, luego versionada por The Isley Brothers, y posteriormente interpretada por los Beatles en su versión más conocida.

Grabar y cantar un cover no es lo mismo:

Ahora, noten los siguientes detalles:

Si quieres interpretar públicamente el cover de una canción, no es necesario que vayas con el titular de la obra a pedirle autorización para cantarla, sino que será APDAYC (que es la entidad de gestión de los autores y compositores) la encargada de cobrarte por ello para luego hacerle llegar las regalías al autor. Sin embargo, también existe la opción de que solicites la autorización directa del autor para interpretar su obra.

Entonces, volviendo a nuestro segundo ejemplo, suponemos que el ex-Menudo (y melenudo) debió pagarle a APDAYC por la comunicación pública de “Twist and Shout” (es decir, por cantarla en un concierto), salvo que haya conseguido directamente la autorización de Phil Medley y Bert Russell (o el correspondiente titular de los derechos patrimoniales de la canción que los haya adquirido).

Por otro lado, (tal como lo explicamos en nuetro post “Por qué mi celular suena como lucecitas de navidad?”) cuando lo que quieres es fijar el cover en un soporte (es decir, grabarlo), se debe solicitar autorización únicamente al autor de la canción y no al productor (el que puso el dinero y facilitó los medios para grabar la versión original), ni a los artistas (quienes la hayan interpretado), y esto porque el productor y los artistas no participan en la nueva versión, como sí lo hace el autor.


Por ejemplo, Metallica, que se acaba de presentar en nuestro país, grabó en 1998 el álbum "Garage Inc." (¡un álbum únicamente de covers!) en homenaje a las bandas que marcaron sus raíces, donde destaca “Die, die my darling”, un cover más melódico que su versión original, creada por el grupo de horror punk Misfits. En este caso, Metallica, a diferencia del caso de Ricky Martin (y salvando las distancias, obviamente), debió pedir autorización a cada uno de los autores que compusieron las canciones que sirvieron para grabar el “Garage Inc.”.


¿Y el cover modifica la obra?


En algunos casos los covers, como nuevas versiones que son, implican una modificación (a veces sustancial) de la obra original.


Por ejemplo, “Like a Rolling Stone”, de Bob Dylan, suena diferente a las versiones que cantan los Rolling Stones, Jimmy Hendrix y Bob Marley. Y ni que decir de “With a little help from my friends, canción de los Beatles (que es el grupo más versionado de todos los tiempos), creada por la genial dupla Lennon-McCartney para ser interpretada por Ringo Starr, y que fue maravillosamente versionada por Joe Cocker y posteriormente incluida en la presentación de la serie “Los Años Maravillosos”.

Es así que si bien la autorización del autor para que un tercero versione una de sus canciones implica en forma tácita la aceptación de permitir ciertas variaciones, podrían presentarse situaciones en donde estas sean de tal magnitud que el autor sienta que su obra ha sido “destruida”, por lo que podría considerar que se ha afectado la integridad de la misma y accionar legalmente para remediarlo.


Para terminar, nos atrevemos a afirmar que algunos covers pueden llegar a ser mucho más agradables que las versiones originales; sino, pregúntenle a Paul Anka, quien por más que adaptó al inglés la canción “A mi manera” (“My Way”), jamás pudo interpretarla como lo hizo el gran Frank Sinatra, ... aún cuando a Alfredo ( ya su viejo) le guste más la versión de Tom Jones, quien dice que públicamente atribuye la autoría de la canción a Paul Anka.


Los dejamos con los videos de nuestro primer ejemplo. Juzguen ustedes.

Por: Alfredo Lindley-Russo

Es fascinante Santiago, la manera en cómo has seguido un razonamiento circular: cuestionando el post, identificado el problema, sugiriendo una solución, identificando un nuevo problema, cuestionando tu propia solución y sugiriendo una vez más otra salida. Es decir, todo un ejercicio dialéctico. Nos agrada recibir este tipo de comentarios y los alentamos, pues eso aviva la discusión. De eso se trata este blog. (Para ver el comentario de Santiago clickea aquí)

Pero, para responder detalladamente tu comentario, me he tenido que tomar un espacio mucho mayor del esperado y por eso he preferido hacer de mi respuesta un post, para lo cual me he tomado la libertad de extraer algunas citas de tu comentario.

Lo que anotas es un resumen de las discusiones que se plantean cuando se reflexiona en torno a la propiedad intelectual.

I
Un tema al que haces referencia, es el incentivo a la creación: “a quien le cobrarían los autores de música, productores de películas y creadores de video juegos si es que con un solo producto vendido este ya ingresaría a la red y el mundo entero tendría derecho de obtenerlos gratuitamente?”, te preguntas. Éste es el argumento que más frecuentemente se utiliza para defender la existencia de los derechos de exclusiva que otorgan tanto en los derechos de autor como en las patentes de invención: la expectativa de ganancia del autor o inventor fomenta la creación de obras e inventos, respectivamente.

Pero, ¿has notado que Shakespeare y Cervantes escribieron las obras cumbres en inglés y castellano, respectivamente, antes que ya existieran derechos de autor? ¿Te has puesto a pensar que Henry Ford tuvo que luchar contra los dueños de la patente del automóvil (un cartel cerrado desinteresado en la producción masiva de modelos económicos y que más bien fijaba cuotas de producción) para poder desarrollar su famoso modelo T? ¿Sabías que los hermanos Wright impedían la implementación de nuevos modelos aeronáuticos y que la industria aeronáutica pudo surgir recién desde que la patente caducó? ¿Tenías idea que James Watts impidió por medio siglo el uso de máquinas a vapor y cuando terminó la patente, se produjo la revolución industrial? Como vez Santiago, a veces los derechos de exclusiva terminan siendo un estorbo antes que un incentivo (y ojo que tú eres un hombre de negocios amante de los autos y los aviones).

Por otro lado, si en el verdadero sustento de los derechos de exclusiva fuera el “incentivo” yo te pregunto ¿qué incentivo tiene un autor muerto hace 70 años? (el tiempo que duran los derechos de autor es de hasta 70 años después de su muerte).

Ojo que no es que los derechos de exclusiva estén bien o mal. De hecho sí existen justificaciones para su existencia, pero no va por un tema de incentivos (eso es secundario). Los verdaderos motivos que justifican su existencia están relacionados con costos de transacción. Pero ese es un tema que no discutiremos aquí. No por ahora…

Pero lo que sí quiero que quede claro, es que es dependiendo de la manera en que se manejen los derechos de exclusiva, se van a generar situaciones positivas o negativas. De ahí que la legislación y la jurisprudencia debe buscar que la aplicación de los derechos de exclusiva logren un equilibrio justo entre el libre acceso y la recompensa justa.
II
Más adelante dices: “Estamos en un momento de riesgo para todos los productos masivos intangibles”. Yo discrepo contigo, pues como ya he dicho antes, el nuevo contexto que se nos presenta es una oportunidad y no una crisis. No es que “se debe buscar la forma de proteger la piratería, de lo contrario, veremos morir algunas industrias” como sugieres, sino que son las industrias las que deben advertir la nueva realidad del mercado y adaptarse, reinventarse para que puedan ser sostenibles en el tiempo.
III
Tampoco creo que hayan sido los altos precios, más la tecnología lo que ha generado la piratería desde hace unos 10 años atrás, como tu señalas. En un post anterior (¿Un mundo sin piratería?: el circuito cinematográfico puneño) ya comenté este asunto: ¿Recuerdas la década de los ochentas y principios de los noventas? En esas épocas hasta los locales más formales vendían o alquilaban casetes de BetaMax y luego de VHS… y todos eran piratas. Incluso hasta en lugares como E.Wong se podíamos encontrar las películas de Bruce Lee, Rambo, etc. en cuya parte de afuera se veía una foto (impresa en papel fotográfico) de la película o sus personajes. Y así, tú y yo pudimos disfrutar de esas películas (muchas veces con un paupérrima calidad de imagen y sonido) mientras crecíamos visitando a las casas cercanas en el barrio, donde éstas pelis se alquilaban… hasta que llegó Blockbuster y “se jodió la Francia”.

Para mí, la cultura de la piratería (como tú la llamas) tiene un componente esencial: la necesidad de acceder a la obra. El precio puede ser un disuasivo para acceder a una copia no pirata y la tecnología puede ser una facilidad para acceder a una copia pirata. Pero la génesis del asunto, esta en las ganas de acceder.

IV

Posteriormente, Santiago, en tu razonamiento haces un alto y te cuestionas: “Lógico que lo que escribo puede entonces llevar a otro debate aun más complicado como es el socialismo y el control relativo del mercado, lo cual va en contra del libre mercado y lamentablemente está comprobado que el socialismo extremo y el comunismo solo lleva al retraso y pobreza, por lo que como conclusión final tal vez sea el destino ineludible de algunas industrias y todos debamos dejarlo así ya que las soluciones a estos problemas nos llevarían a otros de peores consecuencias.”

Sobre el tema del socialismo, te cuento que, quienes preconizamos el libre acceso a las obras, usamos fundamentos liberales, y para nada socialistas. No es un tema de justicia por acceso a la cultura o de igualdad de resultados. Es más bien son cuestiones económicas (relacionada con los costos de exclusión y consumo rival) y de libertad. La explicación de lo anterior escapa los propósitos de este comentario (aunque sobre el particular este blog ya tiene un post -sin publicar- que sacaremos a la luz cuando sea oportuno).
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Además, prefiero ponerme menos economicista y más romántico en esta ocasión y citar al gran político, estadista, arquitecto e inventor norteamericano Thomas Jefferson, un educador bastante lúcido que creía en la libertad de las ideas y en los peligros inherentes a la restricción de su aplicabilidad. Para él, no se debe restringir la libre difusión de ideas, que al ser universales deben alcanzar a todo el planeta para la instrucción moral del hombre y el mejoramiento de su condición. Y lo cito: “Aquel que recibe conocimientos de mí, recibe conocimientos él sin disminuir los míos” (si notas, está hablando del consumo no rival). El mismo Jefferson, mientras discutía las bases que sustentaría posteriormente la construcción de uno de los países más poderosos del mundo, consideraba que la función del gobierno es diseminar la información útil para los ciudadanos, en lugar de asegurar ganancias para los innovadores. ¡Ello aún cuando él mismo era inventor! ¡Tremendo ejemplo de este magnífico personaje de la historia, no solo norteamericana, sino universal!

Ahora bien, si quieres ahondar más en el tema de la producción de contenidos gratuitos (y legales) en la Internet, el socialismo y el capitalismo, te recomiendo leer el post MEMORIAS DE UN PUEBLO FANTASMA, CERVEZA GRATIS Y SOCIALISMO 2.0 publicada en Blawyer, así como la discusión que se produjo, tanto ahí como en este otro post ¿ES LA WEB 2.0 SOCIALISTA? también publicada en el mismo blog. Estas cuestiones podrían ayudarte a superar algunas de tus dudas.

V

Siguiendo en tus elucubraciones, y ya casi a punto de tirar la toalla por haberte entrampado en tu propio razonamiento, te resistes a caer al piso y como MacGiver utilizas tu “navaja multiusos” para salvar la situación: “Salvo que combatan el fuego con más fuego, siendo estas industrias las que deberían invertir en tecnología para evitar la piratería como lo ha hecho Sonny con el PS3. Entonces las industrias deberán invertir constantemente en encontrar nuevas tecnologías que impidan la piratería”. Concluyes…

Pues yo no estoy tan seguro. El fuego con fuego podría servir. De acuerdo. Y de hecho, estrategias similares pueden resultan muy efectivas. Por ejemplo, La guitarra, batería, micrófono de GUITAR HERO, ROCK BAND, BAND HERO, SING IT; la base de timón de MARIO KART WII; el Wii Balance Board de WII FIT; el Glow Saber de STAR WARS; el skate de TONY HAWK: RIDE IT; la alfombra de daile de DANCE REVOLUTION ; los guantes de box PUNCH OUT, WII SPORT; etc. No solo es el tema del juego (un CD “pirateable”), sino que necesitas un accesorio. Es decir, ya no hablamos únicamente de “consolas” y “discos de juegos”, también hablamos de “periféricos”, cuya piratería es más complicada por una cuestión de costos… y para cuando se consigue copiar, la tecnología o el juego ya evolucionó.

Pero a la larga, creo que este tipo de estrategias termina por desgastar más las relaciones empresa-consumidor, y no siempre garantiza que alguien en la Av. Wilson pueda encontrar la manera de un buen pichicateo. Además –reconozcámoslo- no todas las industrias culturales pueden echar mano de este recurso que funciona bien en el negocio de los videojuegos. Particularmente, no creo que la mejor opción sea enfrentarse al consumidor. Me gusta más la idea de que el empresario se una al consumidor y le de lo que él desea y no que pretenda venderle lo que el empresario produce. Por eso digo que es momento de reinventar el negocio. Y para eso también hay ejemplos:

El primer ejemplo que te cito, es el primero que yo conocí. Cuando estaba en quinto de secundaria, la Miss Magdalena nos obligó a leer una obra (y recalco las palabras “nos” y “obligo”, porque a ti también te cayó la mancada y en mi caso nunca quise hacerlo)… cualquier obra. Como yo no estaba acostumbrado a leer aproveche que el diario EXPRESO sacaba por fascículos “Yo amo a mi mami” de Jaime Bayly. Así, leía solo el fascículo que se publicada semanalmente con cada ejemplar del diario. Me gustó la estrategia de Bayly que para publicar su libro a un precio accesible evitando la piratería utilizó esta estrategia, que no es nada nueva pues por ahí me parece haber leído un artículo que comentaba que “Los Miserables” (Victor Hugo) y “Los Tres Mosqueteros” (Alejandro Dumas), también utilizaron estrategias de publicación similares. Aquí, el negocio apunta a la primicia y no a la exclusividad.

Ya años más adelante en la universidad, me tope con un libro llamado “El Náufrago”, una crónica periodística escrita en forma novelada que cuenta las peripecias de un marinero colombiano que sobrevivió al naufragio de un buque de la armada colombiana que llevaba productos de contrabando, el cual también fue publicado de manera similar. En este caso, el periodista –un joven de nombre Gabriel García Marquez- fue publicando por partes la noticia y la gente compraba el diario para ver que pasaba con la historia.

Como vez, los escritores pueden ser contratados por los medios de comunicación. No solo García Márquez, lo ha hecho, también Jaime Bayly, Mario Vargas Llosa, Truman Capote y tantos otros.

Otros ejemplos de modalidades que se pueden utilizar para reinventar los negocios, los podemos encontrar en la historia. El mecenazgo (protección dispensada por una persona a un escritor o artista), por ejemplo que funcionó durante el renacimiento. Hoy en día, bien podrían existir empresas que auspicien artistas o escritores, para publicitar sus productos u obtener la imagen de entidades que poyan a la cultura.

Por otro lado, los fabricantes de hardware necesitan de un software para vender sus máquinas, así que deberán contratar a programadores. También se pueden celebrar convenios con tiendas comerciales en donde un porcentaje del valor de la compra de una mercancía, es donada por la empresa o la tienda a una causa elegida por el comprador. Así, la tienda tiene una lista de opciones y el comprador elige a cuál de ellas se beneficia con su compra (cine, editorial, teatro, música, universidad, colegio, etc.).

El disco de Noel Gallagher regaló un disco semi-acústico titulado The Dreams We Have As Children a través de Internet. Como se comenta en ¿UN MUNDO SIN PIRATERÍA?: EL CIRCUITO CINEMATOGRÁFICO PUNEÑO los canales de distribución de la industria de la música vernacular (que tiene un amplio mercado en Lima) son “El Hueco”, “Polvos Azules”, etc. Muchas de esas copias, no son hechas solo por el titular de los derechos (seguramente). Pero los titulares (cantautores que muchas veces hacen de productores), no se quejan de ello. Están tranquilos, porque esa es su manera de entrar al mercado. Ellos autorizan tácitamente, para que sus discos se copien y vendan en estos lugares. Cuanto más se venda, serán más conocidos y su verdadero negocio (conciertos) se vería beneficiado. Este mismo fenómeno se repite en otras latitudes.

También existen otros ejemplos de renovación empresarial. En el post DE GUTENBERG A IPOD (ALTERNATIVAS DE LA INDUSTRIA EDITORIAL), se pone el ejemplo de los editores japonesas que hasta han inventado un nuevo género literario: el "ketai shosetsu" (novela para el móvil), que ha dado espacio a las historias cortas y a nuevos autores. La empresa Digi-Book, dedicada en exclusiva a este negocio y que registra ventas anuales por 1.000 millones de yenes (equivalente a 7,7 millones de euros), cuenta con un grupo de jóvenes escritores que no sobrepasan los treinta y que se dedican a escribir novelas cortas. Adiós a los escritores románticos, que escriben en un ejercicio heróico de supervivencia y con los dedos cruzados para conseguir que alguien los publique y recién poder percibir ganancias.

NOKIA saca celulares donde se puede descargar música gratis durante un año y el consumidor no percibe que las paga en el teléfono (pero las paga igual). La compañía de software sueca Global Gaming Factory X adquiere el portal sueco "The Pirate Bay", con mira a impulsar un nuevo modelo de negocio P2P con "compensación" a los suministradores de contenido y los dueños de la propiedad intelectual. (mira estos ejemplos aquí)

Evidentemente, no todos los esfuerzos van a dar resultados positivos. En algunas oportunidades el negocio reinventado puede ser un rotundo fracaso. Pero es el riesgo natuiral que corre cualquier empresario. Tú como hombre de negocios, lo sabes muy bien.

VI
Finalmente, quiero aclarar: no es que yo sea un abolicionista de los derechos de autor, ni que considere que estos derechos de exclusiva no deberían existir. Sino que considero que están perfilados a partir de una tecnología específica (libro) que ya ha sido superada hace mucho tiempo por lo que de intentar una aplicación estricta de los mismos, conduce a situaciones que son verdaderamente ridículas, prepotentes y hasta autoritarias. Por eso, yo soy de la idea que la protección que se le deben dar a los derechos patrimoniales de autor, deberían flexibilizarse en la medida justa que permita a sus titulares lucrar con ello, sin llegar a los extremos abusos que desde hace algunos años hemos venido presenciando. Esta flexibilización por su puesto, no es aplicable a los derechos morales.

Termino este "post-respuesta" como lo hice anteriormente con otro porque me parece que es pertinente hacerlo: Santiago, “no le tengamos miedo al cambio. Así como ya pasaron los años del fonógrafo, hoy estamos frente a una nueva realidad digital que exige a los derechos de autor una adecuación. Siempre habrán –como dice Umberto Eco, uno de los 20 intelectuales más influyentes del mundo- “Apocalípticos e Integrados”… yo me considero un integrado"; te hago la pregunta Santiago: ¿y tu?

Una vez más, muchas gracias por tu comentario. Un abrazo amigo…

Por: Alfredo Lindley-Russo
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Celebrando nuestro post número 50, quisiera comentar sobre un tema que de alguna manera mezcla tres tipos distintos de propiedad intelectual: invenciones (tecnología de celulares), obras audiovisuales y marcas; todos estos elementos utilizados en conjunto con un único fin: ganar dinerrosssssssss!!! (como diría Apu, el hindú, vendedor de la tienda de los Simpsons)...
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Con 6 teléfonos NOKIA 7610, que tienen una cámara de 1 mega píxel cada una que permite filmar hasta 10 minutos y que cuentan con aplicaciones de software para la edición de las tomas, se ha producido la primera película realizada íntegramente con celulares de la Argemtina(1)(2). El corto “Conectados” de poco más de cinco minutos, producido por NOKIA dispuso un equipo de producción profesional y contrató desde guionistas hasta más de siete locaciones diferentes. Definitivamente NOKIA “se mojó” y ¿para qué?, para publicitar su marca de celulares.

Pero el caso de NOKIA no es aislado. A continuación citamos algunos ejemplos, en donde el uso de marcas puede servir de mecanismo de financiamiento para la producción de obras audiovisuales.

En 1980, se estrenó la película “Los dioses deben estar locos”. El argumento de la película se centra en un bosquimano que vivía con su gente en el desierto de Kalahari, lejos de toda civilización. El sujeto vio caer del cielo una botella vacía de COCA-COLA, que había sido arrojada por el piloto de una avioneta que pasaba por ahí. Para él y los suyos este objeto desconocido es algo enviado por los dioses. En un primer momento, los miembros de la comunidad del sujeto estaban interesados en el objeto y se pusieron contentos. Pero pronto la botella se convierte en objeto de discordia, por lo que el bosquimano decide llevarla al extremo de su mundo conocido, para que no ocasione más disputas. En el fondo, la película fue una buena excusa para hacer “publicidad” por 109 minutos a la botella de COCA-COLA. La película recaudó más de 90 millones de dólares en todo el mundo. Y todos quedaron contentos: COCA-COLA, la productora, el director, los actores, los distribuidores, los cines, el Estado de Botsuana, los espectadores, etc. Y todo alrededor de una marca: la botella de COCA-COLA.

La película “Hombres de Negro II”, que –según estimaciones– costó alrededor de 100 millones de dólares. Aunque no se ha dicho oficialmente cuánto dinero pagó DAIMER CHRYSLER (dueña de la marca MERCEDES BENZ) por la aparición del E 500 en el filme, se habla de más de 50 millones de dólares, es decir, ¡más de la mitad!

Y hablando de autos, no podemos olvidar al siempre leal escarabajo de VOLKSWAGEN, que sirvió de base para hacer dos películas similares: “The Love Bug” (1968) y su remake “Herbie” (2005); a los HONDA CIVIC de la película “Rápidos y Furiosos” (2001), al BMW Z3 en “GoldenEye” (1995) o al ASTON MARTIN en “Casino Royale” (2008), etc.

En “Un papá genial” (1999), Adam Sandler y Steve Buscemi recurrieron al recurso de la publicitar marcas en más de una ocasión, por ejemplo cuando hacían referencia al desayuno del MC.DONALD’S. Y en “E.T. El Extraterrestre” (1982), Elliot tiraba los caramelos REESE’S para atraer al alienígena.

Y en el Perú, en la película “No se lo digas a Nadie” hay una escena donde Joaquín Camino (interpretado por Santiago Maguil) abre la refrigeradora en plena penumbra de la noche y aparece en primer plano la marca INCA KOLA, iluminado por la luz del artefacto. En esta misma película, la noche en que Joaquín conoce a Gonzalo (interpretado por Christian Meier), al final de la escena en una discoteca, la toma se abre y se puede apreciar con suma claridad que la barra estaba pintada como las teclas de un piano, por lo que mucha gente identificó al instante que se trataba de la discoteca THE PIANO.

Y si hablamos del futuro, se dice que el prototipo de mujer perfecta, la reina del "glamour", BARBIE que cumplió el pasado marzo 50 años y luego de haber ejercido más de 120 profesiones, será llevada a la pantalla grande por Universal Pictures, en una producción de Laurece Mark. Si bien aún no se ha anunciado quien será el director ni los nombres del reparto, lo cierto es que la película se realizará sin ayuda de una computadora. "En los últimos diez años, BARBIE ha evolucionado de ser un juguete a una propiedad intelectual", comentó Richard Dickson (gerente general de la marca BARBIE), quien no obstante aclaró que no hay una fecha establecida para la llegada del filme a las salas.

Al final, hay algo que debemos tener claro: ninguna de estas apariciones son gratuitas. Sea en dinero o en especie, la producción se va a beneficiar. Y es que la introducción de marcas dentro de una película produce un doble efecto positivo (a win-win situation). Por un lado, potencia la efectividad de la inversión publicitaria hecha por el titular de la marca y; por el otro, funciona como mecanismo de financiamiento de la película.