Por Alfredo Lindley-Russo



La innovación es el elemento central que las empresas deben generar para mantenerse activas en los próximos años. En el siglo pasado, Kodak y Polaroid pugnaron por alcanzar la mejor tecnología. Polaroid dio un paso adelante con la fotografía instantánea. Patentó su invento y todos los consumidores sabíamos que para tener una foto al instante teníamos que tener una cámara de marca POLAROID. Kodak no se quedó atrás y desarrollo la fotografía digital.


Por otra parte, el negocio de la impresión analógica ha ido perdiendo terreno. Con la tecnología patentada del IPAD (una marca de APPLE que lidera rankings y listados como los de la marca más valiosa del mundo) y sus mejoras patentables (ver también aqui lo último en recarga del IPAD con luz solar) las casas editoriales ya se deben preocupar porque podemos afirmar que las publicaciones impresas están próximas a sufrir una transformación similar a la de la fotografía digital. Se dice que en algunos pocos años el 50% de los libros serán digitales. Las casas editoriales deberán considerar la nueva realidad y tratar de aprovecharla para poder beneficiarse de los derechos de autor o conexos que correspondan. Quedarse “dormido” es un suicidio comercial.



Hoy (y desde hace ya mucho tiempo) empresas como Kodak o Apple han puesto la mira en el desarrollo de tecnologías patentables que les permita comercializar con exclusividad productos con su propia marca, que muchas veces tiene relación o alguna implicancia sobre los derechos de autor. Los activos más importantes de estas empresas son intangibles.



Hay que considerar que el cliente no siempre es el consumidor final. A veces son otras empresas (que también pueden ser titulares de patentes). De hecho muchos de las tecnologías patentadas que usamos los consumidores finales no son conocidas por el público general, pero se encuentran en cosas tan cotidianas, como por ejemplo los celulares con los que hablamos. “No pensamos fabricar teléfonos móviles, pero sí muchos de los móviles con cámara llevan nuestra tecnología. No nos importante tanto que el consumidor final lo sepa como que los fabricantes hagan negocios con nosotros. De hecho, lo lógico es contar con Kodak, que fabricó la primera cámara digital“, dice Antonio M. Pérez, consejero delegado de Kodak que también ejerció como consejero en materia de tecnología y empleo de Barack Obama al que aporta ideas y recomendaciones.



Más de una controversia se ha presentado entre los titulares de las patentes y los fabricantes de celulares. Kodak demandó a Samsung quien tuvo que pagar 650 millones de dólares por violación de patentes y copia de diseño. Asimismo, entiendo que todavía sigue en curso el proceso contra Apple y Blackberry por el mismo motivo. (Aquí). Samsung se encuentra a la expectativa del litigio con Apple para poder comercializar el Galaxy Tab en Australia (aquí), ello sin previamente asegurar que demandará a Apple por violación de sus 10 patentes sobre comunicaciones móviles en ese país. Otros ejemplos de “guerras de patentes” aquí


Como vemos, la batalla por el mercado de los productos con tecnologías patentables (como el del móvil) muchas veces se libra no solo en los puntos de venta, sino también en los tribunales. El cruce de litigios por patentes entre los principales fabricantes de teléfonos, procesadores y empresas de software, parece no ser cosa rara. Kodak, Apple, Nokia, Motorola, Google, Toshiba, Samsung, LG no solo demandan a terceros, sino entre ellos mismos también tienen sus propios "anticuchos".



Un mecanismo frecuentemente utilizado que repercute en el desarrollo tecnológico son las “licencias cruzadas de patentes” (aquí)(aquí)). Dos compañías intercambian invenciones para explotar patentes que son propiedad de la otra. Con ese mecanismo, Sony y Philips pudieron inventar el CD. Pero claro, cuando la negociación inicial de licencias no ha salido del todo bien, se recure a los tribunales para demandar un uso infractor. ¿Podría ser esta vía una solución para el litigio de Samsung y Apple en Australia?



La moraleja de esta historia es que para poder destacar en los mercados, las empresas deben mantenerse a la vanguardia de la tecnología (lo que además puede generar beneficios adicionales relacionados con el Derecho de Marcas y el Derecho de Autor). Sin embargo, cuando el nivel tecnológico de una empresa se incrementa, la inversión en este rubro debe empezar a considerar otro tipo de costo: los legales. Porque camarón que se duerme… se lo lleva el juez.

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