por: Alfredo Lindley-Russo
Anoche estuve en el concierto de Joaquín Sabina: "Este no será un concierto cualquiera, porque esta no es una ciudad cualquiera", dijo. No se equivocó… Y mientras su prolija crítica poética contra las “mentiras que ganan juicios tan sumarios que envilecen el cristal de los acuarios de los peces de ciudad, que mordieron el anzuelo, que bucean al ras del suelo, que no merecen nadar…” me conducía hacia un sempiterno trance, del cual todavía no he podido escapar en esta mañana, me pregunté: ¿Qué tienen en común Joaquín Sabina y Thomas Jefferson?
(…)
Jaime Bayly: "(...) En esto, mira, yo te admiro porque tú nunca has hablado mal de los piratas"
Joaquín Sabina: "Pero como voy a hablar mal de los piratas, si el barco pirata del pobre que vende mis discos piratas en Lima es una mierda comparado con el transatlántico de la multinacional que edita mis discos legales, y que esos si que me roban” (risas) “(...) pero además, qué sería de nosotros si tus libros y mis discos no los vendieran los piratas, quien carajo los iban a comprar (risas), a los precios que están...”
Esta fue la primera entrevista el Francotirador que le hiciera al cantautor español en el año 2006, cuando estuvo de visita por Lima. En ella, Sabina comenta lo que es producto de su propia experiencia: las grandes editoriales y productoras son las que realmente se benefician con los derechos de exclusiva que brindan lo que se ha denominado derechos “de autor”, que a veces más parecen ser derechos “del productor”.
En la misma línea de pensamiento, y en una entrevista posterior (2009), Sabina postuló que “las canciones no son de nadie, en el momento en que se publican son de la gente, de quien las cante” Ayer lo demostró cuando compartió las suyas con las casi 8000 almas enamoradas de su prosa.
“(…) No veo una peseta de derechos de autor. Cuando me separé de la madre de mis hijas, se quedó con todos los derechos de autor, así que yo vivo de los conciertos" No creo, entonces, que le haya molestado mucho a don Joaquín, que en la puerta del concierto (incluso dentro del mismo Jockey Club) se estuvieran vendiendo CD y DVD presumiblemente piratas... "Menudo miserable sería si me quejara, yo, que toda mi aspiración era ser profesor en Úbeda y dedicar los fines de semana a escribir la gran novela. No seré yo quien se queje de las descargas.”
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Por eso aplaudí cada una de sus canciones hasta que las manos me fueron ardiendo, y luego… continué aplaudiendo más fuerte… porque la mejor recompensa de todas, el reconocimiento, le es merecida por ser el gran dinosaurio de la bohemia.
¿Y Thomas Jefferson?
Con palabras distintas a las de Sabina, pero en el mismo sentido, uno de los Padres Fundadores de los Estados Unidos de América, Thomas Jefferson (gran político y estadista, autor, arquitecto, educador e inventor), consideraba que no se debía restringir la libre difusión de ideas, pues al ser universales deben alcanzar a todo el planeta para la instrucción moral del hombre y el mejoramiento de su condición. Siendo el un beneficiario directo de las creaciones intelectuales, públicamente consideraba que la función del gobierno en esta materia era diseminar la información útil para los ciudadanos, en lugar de asegurar ganancias para los innovadores (y al igual que Sabina, él era uno).
El cuestionamiento actual de los Derechos de Autor:
Ahora bien, la idea que sustenta la existencia de los derechos de autor (por lo menos, la más conocida, pues ciertamente no es la única) es que los derechos de exclusiva sirven de incentivo a la creación. Para nosotros este no es argumento: Cervantes y Shakespeare no gozaron de esos derechos cuando escribieron las obras cumbres en español e inglés, respectivamente. Además, ¿cómo si una protección de 70 años luego de la muerte del autor (que beneficia a sus herederos), constituye un incentivo para que el autor (¡que ya está muerto!) siga creando nuevas obras?
¿Y Thomas Jefferson?
Con palabras distintas a las de Sabina, pero en el mismo sentido, uno de los Padres Fundadores de los Estados Unidos de América, Thomas Jefferson (gran político y estadista, autor, arquitecto, educador e inventor), consideraba que no se debía restringir la libre difusión de ideas, pues al ser universales deben alcanzar a todo el planeta para la instrucción moral del hombre y el mejoramiento de su condición. Siendo el un beneficiario directo de las creaciones intelectuales, públicamente consideraba que la función del gobierno en esta materia era diseminar la información útil para los ciudadanos, en lugar de asegurar ganancias para los innovadores (y al igual que Sabina, él era uno).
El cuestionamiento actual de los Derechos de Autor:
Ahora bien, la idea que sustenta la existencia de los derechos de autor (por lo menos, la más conocida, pues ciertamente no es la única) es que los derechos de exclusiva sirven de incentivo a la creación. Para nosotros este no es argumento: Cervantes y Shakespeare no gozaron de esos derechos cuando escribieron las obras cumbres en español e inglés, respectivamente. Además, ¿cómo si una protección de 70 años luego de la muerte del autor (que beneficia a sus herederos), constituye un incentivo para que el autor (¡que ya está muerto!) siga creando nuevas obras?
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Thomas Jefferson, en cambio, sí admitía que el progreso en las ciencias podía incentivarse asegurando por un tiempo derechos exclusivos, pero eso sí: le preocupaba la extensión del plazo de duración de estos derechos.
Algunas premisas básicas de la teoría económica:
1. La Economía: busca asignar de manera eficiente recursos ESCASOS.
2. Los bienes públicos (como el aire que respiramos): se caracterizan por sus ALTOS COSTOS DE EXCLUSIÓN y por su CONSUMO NO RIVAL. Por lo tanto, lo eficiente es no asignar titularidades exclusivas sobre dichos bienes, pues aunque este sea utilizado libremente por todos, jamás se extinguirá (consumo no rival), mientras que por el otro lado, evitar que otros lo usen es costoso (altos costos de exclusión). Siendo entonces que no existen incentivos para su creación por parte de los privados (de ahí que se le considere a los derechos de autor como incentivos a la creación).
3. Los bienes privados (como una manzana): se caracterizan por sus BAJOS COSTOS DE EXCLUSIÓN y por su CONSUMO RIVAL. Por lo tanto, lo eficiente es asignar titularidades exclusivas mediante derechos de propiedad, pues el bien solo puede ser utilizado por una sola persona antes de quedar agotado (consumo rival), siendo que los costos de hacer que nadie más lo use, menores respecto de los bienes públicos (bajos costos de exclusión).
4. Las creaciones intelectuales protegibles por los derechos de autor, son BIENES NO ESCASOS pues la imaginación es infinita… y si no me creen pregúntenle a Sabina y sus cientos de canciones (todas increíblemente bien escritas). Además, su consumo es NO RIVAL. Ayer mismo fuimos algunos miles de personas escuchando las mismas obras musicales y éstas “alcanzaron” para todos sin que "Calle Melancolía" haya quedado agotada. Finalmente, sus COSTOS DE EXCLUSIÓN SON ALTOS, pues me hubiera sido muy difícil evitar que quien estuvo a mi lado no escuchara "Princesa" e incluso que la coree. Thomas Jefferson, quien creía en la libertad de las ideas y en los peligros inherentes a la restricción de su aplicabilidad, decía: “Aquel que recibe conocimientos de mí, recibe conocimientos él sin disminuir los míos”.
Ergo:
1. Las creaciones intelectuales son (desde la teoría económica) bienes públicos por definición.
2. En ese sentido, de existir derechos de exclusiva sobre ellos, se genera escasez donde no la hay (objetivo contrario al de la economía).
3. Por lo tanto, las condiciones y términos de su existencia deberían revisarse.
Concluyendo:
Así, encontramos que tanto Thomas Jefferson como Joaquín Sabina tienen algunas ideas que eventualmente impactan contra el sistema de derechos de autor, tal como se concibe hoy en día. Aunque, la verdad, es que me genera cierta suspicacia el hecho que Sabina, quien luego de recibir un triple disco de platino por la venta de su disco “Vinagre y Rosas”, repentinamente se dio cuenta de que “mucha gente está empezando a no poder vivir de la música”, por lo que ha declarado: “Yo nunca he firmado una cosa contra la piratería porque me parecía que si yo fuera joven y no tuviera pelas también me bajaría cosas, pero ahora me estoy empezando a posicionar porque la cosa está empezando a ser especialmente grave”.
Tiene razón y por eso, tal vez sería bueno revisar a nivel multilateral la legislación de esta materia y replantearla adecuándola a los nuevos tiempos. No es que esté en contra de la protección de obras, sino en contra de un sistema ineficiente. Dicho de otra manera y usando las palabras que en otro contexto dijo el añejo pero vigente poeta español en la misma entrevista con Bayly: "Amo la droga pero detesto a los drogadictos".
Lee más sobre la PI y la teoría económica aquí.
Algunas premisas básicas de la teoría económica:
1. La Economía: busca asignar de manera eficiente recursos ESCASOS.
2. Los bienes públicos (como el aire que respiramos): se caracterizan por sus ALTOS COSTOS DE EXCLUSIÓN y por su CONSUMO NO RIVAL. Por lo tanto, lo eficiente es no asignar titularidades exclusivas sobre dichos bienes, pues aunque este sea utilizado libremente por todos, jamás se extinguirá (consumo no rival), mientras que por el otro lado, evitar que otros lo usen es costoso (altos costos de exclusión). Siendo entonces que no existen incentivos para su creación por parte de los privados (de ahí que se le considere a los derechos de autor como incentivos a la creación).
3. Los bienes privados (como una manzana): se caracterizan por sus BAJOS COSTOS DE EXCLUSIÓN y por su CONSUMO RIVAL. Por lo tanto, lo eficiente es asignar titularidades exclusivas mediante derechos de propiedad, pues el bien solo puede ser utilizado por una sola persona antes de quedar agotado (consumo rival), siendo que los costos de hacer que nadie más lo use, menores respecto de los bienes públicos (bajos costos de exclusión).
4. Las creaciones intelectuales protegibles por los derechos de autor, son BIENES NO ESCASOS pues la imaginación es infinita… y si no me creen pregúntenle a Sabina y sus cientos de canciones (todas increíblemente bien escritas). Además, su consumo es NO RIVAL. Ayer mismo fuimos algunos miles de personas escuchando las mismas obras musicales y éstas “alcanzaron” para todos sin que "Calle Melancolía" haya quedado agotada. Finalmente, sus COSTOS DE EXCLUSIÓN SON ALTOS, pues me hubiera sido muy difícil evitar que quien estuvo a mi lado no escuchara "Princesa" e incluso que la coree. Thomas Jefferson, quien creía en la libertad de las ideas y en los peligros inherentes a la restricción de su aplicabilidad, decía: “Aquel que recibe conocimientos de mí, recibe conocimientos él sin disminuir los míos”.
Ergo:
1. Las creaciones intelectuales son (desde la teoría económica) bienes públicos por definición.
2. En ese sentido, de existir derechos de exclusiva sobre ellos, se genera escasez donde no la hay (objetivo contrario al de la economía).
3. Por lo tanto, las condiciones y términos de su existencia deberían revisarse.
Concluyendo:
Así, encontramos que tanto Thomas Jefferson como Joaquín Sabina tienen algunas ideas que eventualmente impactan contra el sistema de derechos de autor, tal como se concibe hoy en día. Aunque, la verdad, es que me genera cierta suspicacia el hecho que Sabina, quien luego de recibir un triple disco de platino por la venta de su disco “Vinagre y Rosas”, repentinamente se dio cuenta de que “mucha gente está empezando a no poder vivir de la música”, por lo que ha declarado: “Yo nunca he firmado una cosa contra la piratería porque me parecía que si yo fuera joven y no tuviera pelas también me bajaría cosas, pero ahora me estoy empezando a posicionar porque la cosa está empezando a ser especialmente grave”.
Tiene razón y por eso, tal vez sería bueno revisar a nivel multilateral la legislación de esta materia y replantearla adecuándola a los nuevos tiempos. No es que esté en contra de la protección de obras, sino en contra de un sistema ineficiente. Dicho de otra manera y usando las palabras que en otro contexto dijo el añejo pero vigente poeta español en la misma entrevista con Bayly: "Amo la droga pero detesto a los drogadictos".
Lee más sobre la PI y la teoría económica aquí.
4 comentarios:
Buen post mi estimado.
Alex.
muy cierto. Cuando empece a leer, pense que no llegaria al final por lo largo, pero te expresas de tal manera que sin darte cuenta estas dentro y quieres terminar de leerlo.
Los felicito, me encanta su blog
URL
que buen post, tienes una manera única de encontrar errores de sistema con un excelente análisis económico, sin ser nada complejo. Y si es verdad, parecía largo, pero en realidad nunca lo fue.
LF
Con relacion al argumento (teorico) del incentivo comentado en el post, comparto los siguientes datos recogidos por un estudio elaborado por Felix Oberholzer-Gee (Harvard Business School) y Koleman Strumpf (University of Kansas), en el cual se determina que en los hechos(evidencia empírica) la exactitud de dicho argumento es cuestionable:
1) Alrededor de un 60 por ciento del tráfico de Internet se debe al intercambio de archivos como música, películas, libros o juegos.
2) La producción cultural no se ha visto perjudicada: La disminución de ventas (cifrada en un 20 por ciento) se ha visto compensada con un aumento del gasto en otros sectores (la asistencia a conciertos, en donde los precios han crecido considerablemente en los últimos años).
3) No hay desincentivo en el sector de los editores de libros: La publicación de nuevos títulos creció un 66 por ciento entre 2002 y 2007.
4) Tampoco hay desincentivo para la emisión de nuevas obras musicales: Por el contrario, se ha duplicado desde el año 2000.
5) Asimismo, la producción mundial de obras audiovisuales, ha crecido más de un 30 por ciento.
El estudio plantea una cuestión que conviene tener en cuenta: la función del copyright no es hacer ricos a quienes ostenten esta distinción, sino fomentar la creatividad y el progreso de las artes y las ciencias.
El estudio lo pueden encontrar aquí:
http://profesores.ie.edu/enrique_dans/download/paper-felix-oberholzer-gee.pdf
Saludos,
Pichilon
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